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La Plaza está llena y el
“callejón” respira por si mismo. Es un espectáculo único.
Dicen que no hay un soriano
si es valiente de verdad,
que a la barrera no vaya
con su bota por San Juan.
Cuando sale el toro, la
“charanga” de la Cuadrilla a la que corresponde ataca con su mejor pieza
y las demás deben permanecer en silencio. Los Jurados presiden desde la
primera fila de la meseta de toriles y hasta allí bajan las banderillas
“de lujo” que hasta entonces han estado en el “cartel” para ser
“limpiamente” colocadas sobre la fiera.
Los toreros
que aquí vienen
para el Viernes de San Juan |
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tienen miedo,
mucho miedo
y no saben torear.
No es que no sepan torear, a
veces, en Soria es imposible.
Los Toros del Viernes es un
festejo taurino atípico, en la Plaza se ve de todo menos toros. El ruedo
está repleto, la barrera llena, el tendido a tope. Apenas queda sitio
para toro y toreros.
Es el Viernes de Toros o… de todos, diría yo. Aunque algunos se olvidan
de esto y piensan que es sólo de ellos y organizan por su cuenta “su
juerga particular” que no tiene nada que ver con San Juan y sí ,mucho,
con un Carnaval que molesta y, hasta incluso, no divierte a nadie.
De la Plaza de Toros las Cuadrillas salen, mañana y tarde, por el orden
que buenamente se puede y bajan hasta la Plaza Mayor.
La Verbena es de
Cuadrilla, vuelta y vuelta por el barrio con cartel y música
improvisando el baile, mientras tanto otros preparan las “tajadas”. El
trabajo es duro. Hay que preparar las “tajadas” y numerarlas para que
coincidan con el número que a suerte sacará el vecino que con su vale
recogerá en la mañana del Sábado Agés. Otras tantas tajadas serán
seleccionadas para ser cocidas para la Caldera que acompañadas de huevo,
chorizo, vino y pan se dará a los que han entrado en fiestas.
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