EL JURADO Y EL ORIGEN DE LAS CUADRILLAS

          Las Fiestas no serían posible sin una dirección, gestión o elaboración o sea “sin un hacer las Fiestas”. La persona en la que recae esta responsabilidad es el Jurado de Cuadrilla. Hoy es el Cargo más importante del protocolo festivo de las Doce Cuadrillas.

         En el siglo XVII, Felipe V mandaba al Estado del Común que, “los Jurados de las 16 Cuadrillas de la ciudad de Soria serán nombrados entre los vecinos más idóneos, inteligentes y principales de ellas” ante el rechazo que se venía observando entre los vecinos de reconocida solvencia para ejercer el cargo de Jurado.

         En las Ordenanzas de Fiestas de 1899 consta que ”el Oficio de Jurado será nombrado por el Ayuntamiento, mediante sorteo, en la primera sesión del mes de abril, de entre los vecinos de la Cuadrilla”.

         En la actualidad se puede optar, de una manera voluntaria, solicitándolo a partir del día siguiente al último de Fiestas, “Martes a Escuela”, hasta el último día del año en curso.

         Cada una de las Cuadrillas estará presidida en paridad por un Jurado y una Jurada que hace cambiar la tradición secular de que el hombre sea  el que ostente el cargo de Jurado.

El bastón es el símbolo que va unido al Cargo “para que los Alcaldes de Barrio, particularmente en algunos casos, sean reconocidos y respetados por todos sin excusa, podrían usar la insignia de un bastón de vara y cuarta de alto y puño de madera blanca”. Hasta 1975 el bastón era propiedad de la Cuadrilla, pasando, de mano en mano, del saliente al entrante en la respectiva Asamblea Vecinal  de Cuadrilla del primer domingo de mayo. Hoy día lo reciben en propiedad.

         No fueron siempre doce. Las Cuadrillas como división geográfico-administrativa nacen en la ciudad de Soria tras su repoblación entre 1110 y 1119 configurando el Estado del Común, el Estado Llano de Hombres Buenos.

         La ciudad que nace y se desarrolla a la sombra de su fortaleza-castillo, y se extiende a lo largo de una cañada o collado entre los cerros del Mirón y el Castillo, con el cauce del Duero como límite natural, cuenta, según el censo de Alfonso X de 1270, con 35 collaciones -barrios o cuadrillas- intramuros, más la del Salvador extramuros de la ciudad.

         De cara al gobierno de la ciudad y a su participación en el Concejo, serían 16 las que elegirían a su representante, el Procurador General del Común.

         Las Collaciones, barrios o Cuadrillas, se irán repartiendo, cada una, alrededor de su iglesia parroquial, pobre, pequeña y rural. Tanto el atrio como su sacristía serán el lugar de reunión de los vecinos de cada Cuadrilla, en Asamblea Abierta, para dirimir y tratar de cuantos asuntos les concernieran. Al frente de la misma, en su gobierno, se encontraría un Jurado y a efectos festivos el Mayordomo, ambos vecinos de la Cuadrilla.