Ha
transcurrido escasamente mes y medio desde el Catapán. Todo está listo,
los trajes de los Jurados preparados, la Cuadrilla dispuesta, las
viandas a punto…
Cuando el testigo
mudo de la Audiencia, el reloj machadiano, dé las once campanadas el
miércoles siguiente a San Juan o el mismo día si coincide, por la noche,
en la Plaza Mayor de Soria y desde el balcón principal de la Casa del
Ayuntamiento, se anuncian las Fiestas del Común de Vecinos en honor de la
Madre de Dios o la Virgen de la Blanca. Es el Pregón. Empiezan las
fiestas.
Nació el
año 1956 como una moda ajena a nosotros y desde entonces ha pasado a ser
parte importante de nuestras Fiestas. Lo que surgió como Juegos Florales,
en los que se rendía homenaje a las Juradas y en ellas a la mujer
Soriana, es hoy la mecha que enciende una explosión de júbilo que
continuará a través de cinco días únicos. El Ayuntamiento encargaba de
este menester a personas notables de las letras y hasta incluso de la
política pero que ni conocían a Soria, ni a los sorianos y ni mucho menos
sus Fiestas.
Es a partir del año
1978 cuando los Jurados pasan a tener el protagonismo y el honor
merecido de ser Pregoneros.
Desde las últimas horas de la tarde, van llegando a la Plaza Mayor los
Jurados y Juradas de cada Cuadrilla. Llegan con sus mejores galas y en
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