Terminados los Agés
procede que cada Cuadrilla vaya con sus músicos a la Dehesa, donde se
organizaba una concurrida verbena, junto al Árbol de la Música. Hoy no
deja de ser un simple rito sin verbena, las verbenas están en las Peñas.
En la Cuadrilla habrá
quedado gente que vaya preparando las bolsas con la tajada del Domingo
-pan, vino, huevo cocido, chorizo y toro cocido-. Mientras esto se
realiza, en el rincón más tranquilo del local o en otro si lo tuviesen,
el artista o los artistas correspondientes estarán elaborando la
“Caldera”. Es un trabajo minucioso y arduo que debe hacerse sin prisas
pero sin pausa si quieres irte a dormir.
Los componentes
esenciales en toda Caldera son las rosas, la carne de toro, los huevos,
el chorizo y el pollo o gallina. Estos ingredientes estarán enmarcados
por sol, vino y toros formando en su conjunto un monumento floral que
será el orgullo y admiración de los vecinos. Si todo va bien les dará la
amanecida cuando terminen.
La noche de Agés a
Calderas es larga y dura, es un poco como la culminación del trabajo de
la Cuadrilla, es por eso la más bonita e íntima. La Jurada deberá
marchar a descansar tan pronto como pueda y el jurado… ¡allá él!, puede
aguantar mientras el cuerpo quiera pero que tenga en cuenta que la Soria
del Domingo de Calderas es… otra cosa. |